Diferencias de Género Causadas por Hormonas por Dr. Norman González Chacón
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Diferencias de Género Causadas por Hormonas
Dr. Norman González Chacón
Con mucha frecuencia se discute el tema que cuestiona la superioridad o inferioridad de un sexo y del otro. A través de la historia encontramos opiniones divergentes que prestigiosos pensadores expresaron al respecto.
Desde Aristóteles a Santo Tomás de Aquino, y considerando destacados filósofos como Bacon y Kant, políticos como Gandhi, científicos como Darwin o Galton, entre otros tantos, han opinado que hay una clara inferioridad en la intelectualidad femenina comparada a la del varón.
Esta inferioridad ha sido conceptualizada como una cualidad subyacente a la propia naturaleza de la mujer y se ha generalizado a todos los aspectos de su desempeño tanto físico como intelectual. Esa opinión ha sido transportada al presente y sostenida cronológica y permanentemente por los monjes que tradujeron la Biblia y por el sacerdocio que se ha empeñado en sostenerla. La creencia general es que la mujer es inferior al varón y aunque se legisle para equiparar los derechos, el discrimen seguirá en la mente de la gente hasta que las mujeres aprendan a igualarse física, intelectual y hormonalmente.
Eso no implica que las mujeres deban tomar hormonas masculinas para igualarse, ni que en el ejercicio físico en el gimnasio levanten cargas iguales, ni que desarrollen músculos y bíceps como cualquier varón. Si por un momento pudiéramos dejar a un lado los prejuicios de género y analizáramos el asunto en términos de diferencias hormonales, se podrían explicar y equiparar las diferencias y comprender que los conceptos equivocados crean estigmas y estereotipos que la sociedad adopta como regla y luego no se pueden corregir. ¿Cómo podemos explicarle a muchos que la aparente superioridad del varón sobre la mujer no es otra cosa que la fortaleza concentrada de unas hormonas y que puede ser a la inversa?
Si analizamos el asunto tomando en cuenta la conjugación de las hormonas en el organismo femenino, descubriremos una superioridad específica que es innata y que no puede ser comparada ni superada por el varón so pena de perder su masculinidad. Por esa razón, la supuesta fortaleza de uno que puede ser causa de su aparente superioridad, queda igualada o aventajada por la singularidad de la otra parte que es más compleja y productiva.
La tendencia general a subestimar el desempeño femenino en las labores que tradicionalmente han sido hechas por varones se debe mayormente a la disminución que la mayoría de las mujeres sufren de sus capacidades mentales, energéticas y productivas durante la etapa premenstrual y en algunas durante el periodo ovulatorio.
Esta disminución de la productividad general es causada por descontroles hormonales que generalmente responden a los excesos de estrógeno y a la disminución excesiva de progesterona, disfunción que si se compensa, puede muy bien equiparar las capacidades de ambos géneros para realizar la misma labor. Tomando como base de sus alegaciones esa realidad, se discrimina contra la mujer.
Seymour Reichlin analiza los conflictos conscientes e inconscientes que el ciclo menstrual les causa cuando el estrógeno supera la progesterona durante las etapas críticas del ciclo. "El síndrome premenstrual empieza a medida que disminuye rápidamente la secreción de estradiol y de progesterona desde su máximo post-ovulatorio, y alcanza un valor máximo cuando los valores de esteroides sexuales se acercan a su nadir. El mecanismo responsable de este síndrome no ha sido totalmente determinado y, por lo general, las mujeres durante la menstruación muestran su efecto (negativo) máximo inmediatamente después de sus periodos. Esto es cierto en relación a los sentimientos de culpa, de ansiedad y de hostilidad. Tal como fue indicado por Moos, una gran proporción de mujeres que cometen suicidio o participan en actos criminales de violencia, y aquellas que, como pilotos, se ven implicadas en graves y fatales accidentes de aviación, realizan estos actos durante las fases menstruales o premenstruales de su ciclo. Asimismo, aproximadamente la mitas de las ocurrencias de enfermedad industrial, admisiones psiquiátricas graves, y admisiones médicas y quirúrgicas de gravedad coinciden con los 4 días premenstruales y los 4 días menstruales."
Este mismo tipo de disfunciones se producen durante la menopausia. La inestabilidad emocional y los sofocos que presentan el 80% de las mujeres, se alivian al aplicar el tratamiento de reemplazo natural de hormonas. Si se estabilizan las hormonas neutralizando el efecto de la hiperestrogenemia con progesterona natural, esas diferencias desaparecen y la mujer puede lograr una estabilidad emocional y un desempeño absoluto de todas sus funciones durante todo el mes y no caerá en deficiencias laborales ni emocionales durante esas etapas difíciles del ciclo. Así se puede lograr que ambos sexos se mantengan en igualdad de ventajas y desventajas y que al fin cese el ancestral discrimen por género que no es socialmente saludable.
Para lograr ese ideal, es importante que, como sociedad, enfrentemos unas realidades indiscutibles que han sido tabú. Todo tabú es parte de un ritual indígena arcaico que no tiene explicación científica, Sin embargo, es lamentable que sea la ciencia moderna la que sostenga oculta la existencia detrimental de los estrógenos en la alimentación y el uso indiscriminado de las píldoras anticonceptivas, sin que se advierta, a los cuatro vientos como diría Don Quijote, de su peligrosidad y probado daño sobre el delicado y sensible sistema hormonal femenino.
Para que desaparezca el bochornoso discrimen por género, las mujeres deben aprender a compensar químicamente las deficiencias estrogénicas del sistema y desarrollar estrategias comunes para su defensa.